Tarde de futbol en Rosario
El futbol en Rosario es una religión aparte, se vive con mucho fanatismo, con mucha pasión. Es Domingo por la mañana, son las 8 y estoy listo para emprender camino al club para conseguir un boleto para el partido de la tarde, Newell’s vs Boca Juniors… se habían anunciado que se venderían la última remesa de boletos para plateas, la zona popular totalmente agotada, lo que garantizaba lleno total en “la cancha” como lo llaman todos los inchas argentinos al ir al Estadio.
La lluvia cae sobre la ciudad de Rosario, pero eso no impide que conforme avanzaba la mañana la gente seguía llegando para hacer la fila y comprar boletos, incluso hasta los típicos socios olvidadizos de pagar el abono.
Odisea para conseguir un boleto.-
Me encuentro a un chico sentado y resguardándose de la lluvia, 14 años, vestido y uniformado con los colores del Newell’s Old Boys, ya estaba como primero en la fila (y yo como segundo) y después de charlar un buen rato, me puntualiza un par de frases importantes como hincha: “leproso nacés y de lepra has de morir”. Se le nota el amor por los colores rojo y negro, charlamos un par de minutos de los equipos con los que cuenta Rosario y los enumera, tanto los de primera como segunda, me dice pero los más grandes y famosos son Central y Newell’s, claro que “Newell’s es el mas grande”, el mas grande de todo el interior, me afirma y al mismo tiempo sonríe, como aquel chico enamorado en la secundaria, pero éste de su club, de su camiseta.
Son las 10:15 de la mañana y tanto el como yo tenemos boleto en mano para el partido de la tarde ($260 pesos Arg en Platea Superior), la lluvia no cesa y sin embargo el ánimo no decae de lo que será un partido lindo, el primero del torneo y que mejor estreno en liga que contra Boca Juniors, uno de los grandes de Argentina.
Relato de una pasión por el Futbol en Rosario.-
Son las 5:00 de la tarde, mi hospedaje está muy cerca del estadio y me encamino para vivir y disfrutar tan significativo partido. Doy vuelta en la avenida Pellegrini y justo ahí es donde empiezo a ver ríos de gente vestidos con los colores Rojo y Negro, imposible ver una camiseta de otro color. Apenas camino 100 metros sobre dicha avenida y me encuentro con un puñado de unos 100 hinchas cantando, aplaudiendo y tomando un par de cervezas (recalcar que adentro únicamente se vende soda o refresco). La adrenalina corre por mis venas, si no cantas, aplaudes o alientas denotas que no eres un verdadero “hincha Leproso”. Yo, sin embargo portando mi “remera” de Newell’s ya me siento leproso por un día, me siento observado, y no se si me tratan de reconocer como algún amigo que va caminando solo por la calle o es quizá que se dieron cuenta de que soy el verdadero “MochileroSoy”, jajaja! (basta de ilusiones, continúo). Cruzo por fin el tumulto de gente y empiezan los cuetones y fuegos pirotécnicos; ¡caray! -pienso, es el primer partido del torneo, está apenas comenzando y ya se vive como si se estuviera en un partido previo a la final, ésta gente ama y siente el fútbol con la máxima intensidad, ama su equipo y lo vive con gran pasión-.
El “toqueteo” para entrar al estadio.-
Casi al final de la calle es justo donde empieza el parque de la Independencia, el cual rodea la entrada del estadio, al que por suerte y sin dudar llegué justo a la puerta donde me tocaba entrar. Hay apenas unas 5 filas de gente en espera de querer entrar, me formo y como si todo estuviera coordinado para mi entrada, la fila se empieza a mover y a avanzar. En principio, como en todo estadio se revisa que lleves boleto o carnet de socio en mano para acceder, se llega a la línea donde va la revisión de no portar algún objeto prohibido. Acá viene la primera sorpresa, porque el futbol en Rosario es cosa seria (por la rivalidad entre Newells y Central), de la tarde para mi, el guardia me hace abrir los brazos, me toca las axilas, las costillas, seguido la cintura, los bolsillos de la bermuda que llevo y al final y sin dudar toca las partes mas nobles de todo mi ser, jajaja! me quedo atónito y me dice: ¡pasa! …listo, ya estoy adentro y aun queda por subir poco más de 50 escalones, es ahí cuando se logra ver por fin la cancha, estadio casi repleto apenas a media hora de que empiece el juego; se supone que cuento con un boleto numerado, pero que más da, el aficionado busca siempre la mejor vista o estar cerca de los amigos, así que elijo lo que a mi parecer es el mejor asiento, justo donde puedo ver el centro del campo. Me siento y empiezo a recorrer con mis vista cada espacio del estadio, a mi izquierda la más representativa barra o porra, la que llaman “la hinchada más popular”, al frente las bancas de los equipos y justo arriba los palcos y las localidades más costosas, a la derecha una diminuta grada situada atrás de la portería.
Cantos argentinos.-
Faltan 10 minutos para que de comienzo el encuentro y la barra ya empieza con los cánticos, me hace certificar que el futbol en Rosario se vive muy diferente a lo que yo tengo acostumbrado ver, y así continúan ininterrumpidamente durante los minutos de juego y justo paran cuando el árbitro hace soñar su silbato enviando a los equipos al descanso, no estoy acostumbrado a esto y si impresiona verlos cantar 90 minutos ¡sin parar! aunado a ello unos 30 minutos ¡saltando!. Es raro darse cuenta que el asiento que se paga es solo para ocuparlo los 15 minutos de descanso, pues todo el partido se ve parado, alentando, reclamando, gritando; así es como se vive un partido con gran pasión e intensidad. Hombres y mujeres gritan por igual, y los niños no se quedan atrás, dirigen desde la lejanía de la grada los movimientos de los jugadores, exigen los cambios, piden tarjeta amarilla al arbitro, una falta por aquí, una por allá; no, no ha sido fuera de lugar gritan con locura, etc.
Durante el partido.-
Antes del medio tiempo el árbitro se ha comido un penalti tan grande como el río Paraná, el que embellece a la ciudad de Rosario, y no les cuento la recordada que no tan amable le hicieron de su madre. Al final de los 90 minutos, el partido queda en un “nada para nadie”, empate a 0 goles. Se empieza a quedar vacía las gradas, todo la gente se retira con el grito de gol ahogado en la garganta. La salida es tan fluida como ordenada y sin ningún contratiempo. El torneo Argentino ha dado inicio y queda un largo camino por recorrer, solo me queda desearles la mejor de las suertes a todos los clubes y aficionados a este maravilloso deporte, que lo disfruten con pasión, pero con responsabilidad.
Gracias Rosario.-
Estar presente en el partido hizo darme cuenta que acá el fútbol es mas que solo fútbol, mas que un lindo juego, el fútbol es sentimiento, el fútbol acá es una verdadera PASION. La entrega y dedicación a su club, a su colores, a su identidad, el alentar a 11 jugadores que ven cada 15 días en su cancha me sorprende y mucho.
Las expresiones de su gente.-
Bien me lo dice la gente en la calle, en el taxi o en el colectivo: “vos no sabes hablar y ya te bautizan como hincha de tal o cual equipo”, y de los mas populares y repetidas frases me la ha dicho desde la llegada un taxista: “lo que pasa es que acá te hacen hincha desde que vos nacés”.